Tener el control de tu salud es parte importante de tu desarrollo personal. Sin embargo, es muy común que las personas no sepan por dónde empezar. Una buena forma de iniciarse en la vida saludable es entender los factores de riesgo a los que puedes estar expuesto. Algunos factores de riesgo no podrás controlarlos, como por ejemplo, un antecedente de enfermedades familiares, tu género, tu edad o el tener algún problema de salud que condiciona tu vida. Sin embargo, hay muchos factores de riesgo que sí puedes controlar y que es importante que comprendas cuánto pueden afectarte si no les prestas atención. Veamos cuáles son:
- Tu alimentación.
- Tu modo de vida.
- Tu consumo de sustancias nocivas.
Muchas de las enfermedades crónicas y muertes que se producen en nuestra sociedad podrían ser evitadas si todos pusiéramos un poco más de atención a estos factores de riesgo.
El segundo paso para llevar una vida saludable es empezar a evaluar si en cada uno de los cinco factores antes mencionados hay algo que podamos hacer para reducir su influencia en nuestras vidas. Pregúntate si tu alimentación es sana o si podría ser más nutritiva, si consumes suficientes nutrientes o si quizás esa fatiga que sientes últimamente podría deberse a la falta de algunas vitaminas y minerales.
Pregúntate si tu modo de vida se ha vuelto demasiado sedentario y si tu cuerpo ha perdido fuerza o si tus músculos ya no tienen un buen tono. Sé sincero al preguntarte si crees que podrías reducir tu consumo de tabaco, drogas y alcohol (si es tu caso) y evalúa si tomas las medidas de seguridad que deberías, si te abrochas el cinturón cuando conduces, por ejemplo.
Ahora te invitamos a evaluar los principales factores de riesgo para que puedas así, tener una vida sostenible que te aporte todo lo que necesitas.
La alimentación
La principal fuente de nutrientes entra en forma de alimentos a nuestro cuerpo y por eso, debes ser muy cuidadoso con ellos. Es importante que tengas en cuenta algunos principios de alimentación saludable que ahora te explicamos.
Mejora tu lista de la compra
Para comenzar a mejorar tu alimentación y pasarte a una más saludable debes empezar a revisar qué incluyes en tu lista de la compra. Lograr tener una buena dieta empieza cuando escribes qué cosa vas a comprar. Intenta centrarte en los productos frescos y aléjate de la zona del supermercado donde están los procesados. Cuando compres, fíjate si en tu cesta de compra prevalece la fruta y la verdura, si es así, vas por buen camino. Intenta comprar mucha hortaliza, legumbres, carnes y pescado. Haz que tu dieta sea variada, baja en grasas de mala calidad y trata, sobre todo, evitar los productos que contengan aditivos químicos. Un paso más avanzado es elegir dónde compras tus comidas.
Aprende a cocinar
Este paso puede resultarte un problema pero no te preocupes, se trata solo de un prejuicio. Te aseguramos que no necesitas ni demasiado tiempo ni excesivos conocimientos para poder alimentarte bien. Normalmente, cuando no se sabe cocinar, sucede que se acaba por comer alimentos precocinados o cualquier cosa que se encuentra a mano. Es importante que empieces a buscar fuentes de aprendizaje de comida sana y fácil. Usando tus alimentos favoritos empieza a experimentar con lo fácil.
Te damos algunos pequeños trucos:
- Evita las frituras y desempolva el horno porque ahora vas a empezar a aprovecharlo de verdad. Prueba a hacer tus verduras al horno con un chorrito de aceite, un poco de sal y una especia que te guste como puede ser el eneldo o el romero.
- Atrévete con el arroz integral, el trigo sarraceno y la quinoa, son fáciles de preparar, no necesitas más que hervir agua y verterlos dentro con un poco de sal. Luego, puedes mezclarlos con verduras, carne o lo que más te guste. Usa tu creatividad para elegir las combinaciones y empieza a crear tus propios platos. Te divertirás cocinando y ante todo, vivirás mucho más sano.
- Si eres una persona que suele comer fuera, intenta experimentar en la cocina ya que no hay nada mejor que tu comida casera; pero si aun así, piensas que cocinar no es para ti, busca restaurantes ecológicos que te aseguren un tipo de alimentación saludable, sin conservantes, pesticidas, plaguicidas u hormonas.
- Hidrátate. Especialmente en invierno es fácil olvidar la necesidad de beber agua. Intenta añadirle unas gotas de limón a tu botella de agua natural y llévatela contigo a todas partes. Verás que si la tienes cerca, será más difícil que no cumplas con este importante punto de la vida sana.
- Frutas, verduras y hortalizas cada día: en tu dieta no deben faltar nunca estos alimentos. Lo ideal es que los prefieras de temporada y frescos. Si no sabes cómo prepararlos, no te inquietes, pregúntale a alguien más experimentado o busca en internet alguna receta que te llame la atención y que no te quite mucho tiempo. Algunas verduras se pueden consumir como tentempié: te recomendamos que pruebes el apio y la zanahoria cruda, te saciarán y te verás muy beneficiado por dentro. Las verduras, las frutas y las hortalizas nos aportan la mayor parte de las vitaminas, minerales y fibras que necesitamos y son básicas para el desarrollo de nuestro cuerpo.
Al menos hay que consumir una de cada tipo cada día, así que anímate a apuntar tus preferidas en la lista de la compra y si hasta ahora no has sido muy dado a comerlas, prueba a comprar una nueva por semana. Tómatelo como una aventura a descubrir.
- Cámbiate a la alimentación ecológica. Busca cerca de ti aquellos lugares donde puedas conseguir productos bio, producidos localmente ya que así te aseguras estar consumiendo alimentos que no son nocivos. Si no encuentras ningún lugar cercano donde conseguirlos, intenta por internet y pide que te lo traigan a domicilio a casa.
Tu modo de vida: Actividad y Descanso
Actividad física y mental
Es muy recomendable tener actividad física. Al principio es posible no tener demasiado rendimiento, especialmente si es la primera vez que hacer deporte pero esto no debe desanimarte.
Te recomendamos que empieces con un ritmo lento y haciendo aquello que te guste más. Si no sabes bien qué te gusta en este ámbito, prueba. Y si te equivocas, prueba de nuevo. No importa lo que hagas, porque todo cuenta y siempre es válido tu esfuerzo. Si crees que no tienes tiempo para ir al gimnasio, salir a caminar o apuntarte a las clases de baile que tanta curiosidad te dan, no importa.
Dejar atrás el sedentarismo es posible sin necesidad de hacer grandes cambios en tu rutina. Esto es una buena noticia para todos aquellos que no tienen tiempo durante la jornada. De hecho, la suma de varias modificaciones pequeñas también te pueden ayudar a tener una vida más saludable. Por ejemplo, cuando vayas a trabajar, usa la bicicleta o baja una parada de metro antes y camina hasta la oficina, sube las escaleras y no el ascensor y aprovecha los ratos muertos para caminar.
Estos gestos, que pueden parecer poco, son muy importantes y pueden ser el inicio de un cambio mayor. Al principio es posible que te canse hacerlo pero cuando empieces a notar la suma de tus esfuerzos en tu salud, no podrás dejarlo.
Por otro lado, la actividad mental es también muy importante para tu salud y, sobre todo, para mantener en buena forma el cerebro. Te recomendamos que te mantengas siempre activo aprendiendo cosas nuevas como un nuevo idioma o simplemente, un nuevo libro.
Ejercita tu mente con crucigramas, sudokus o juegos en línea. Prueba a hacer cosas nuevas de vez en cuando y rétate a ti mismo con pequeños desafíos como vestirte con una sola mano o peinarte con la mano no dominante.
La importancia del descanso
Así como mantener cierto nivel de actividad cada día es importante, también lo es el descansar. Permitirte descansar y hacerlo bien. La mayoría de nosotros pasamos largas horas del día en tensión, llenos de preocupaciones de todo tipo: el trabajo, la familia, la pareja, las deudas, etc. Por todo ello, tener un buen descanso es nuestro modo de reparar el estrés y tener una buena vida. El descanso no solo es dormir y este detalle es importante que sea comprendido.
Algunas personas piensan que descansar es simplemente llegar a casa y dormir, pero en cambio existe un tipo de descanso bien merecido como lo son las vacaciones o los ratos tranquilos en casa, junto con tus seres queridos.
Aprende a disfrutar de estos momentos y acepta que los necesitas y los mereces
Cuando no se consigue un descanso adecuado, es posible tener problemas de salud derivados del cansancio que se acumula en nosotros. Sin importar la edad, las personas que no pueden dormir bien y que no se permiten momentos de calma, generan con más facilidad enfermedades, tanto físicas como emocionales, incluso sin darse cuenta.
El descanso permite mantener una actitud positiva ante la vida, afecta a nuestro estado de ánimo y,por supuesto, condiciona nuestro cuerpo en el terreno físico. Toma como norma dormir al menos 8 horas al día y tener por lo menos cuatro momentos cortos de descanso durante tu jornada, momentos que deberás disfrutar al máximo.
Si tienes problemas para conciliar el sueño, prueba a tomar infusiones de relax antes de dormir y prepara la habitación para el sueño: poca luz, comodidad y pensamientos positivos sobre tu vida y tu porvenir.
Si aun así no consigues tener un descanso reparador, podría ser conveniente que intentes realizar alguna actividad relajante durante el día: meditación, yoga, pilates, etc. O consulta con un profesional para averiguar cuáles son los motivos que te impiden tener un sueño tranquilo. Recuerda que siempre hay una solución para todo, solo hace falta buscarla.
Reduce tu consumo de sustancias nocivas
Es posible que no las consumas con frecuencia pero siempre viene bien saber cuán dañinas son. El tabaco puede acarrear problemas de todo tipo, desde sentir menos el sabor de las comidas hasta morir de cáncer, además del daño al medio ambiente que causas con cada cigarrillo.
El alcohol, si te excedes en su consumo, puede terminar causándote problemas serios en el hígado y todo el sistema digestivo. Sabemos que no es fácil dejar de fumar o beber. Pero siempre es posible hacer algo.
Empieza por tomar conciencia informándote de los posibles perjuicios del consumo de estas sustancias nocivas y si no te parece suficiente, busca ayuda cerca de ti. En los centros de salud es posible hablar con profesionales que seguramente puedan darte información y servirte de guía en el proceso de cambio. Lo más importante es que seas tú mismo quien dé el primer paso hacia una vida más saludable y este es un punto esencial que debes atacar para poder conseguirlo.
Si bien las sustancias nocivas más comunes son el alcohol y el tabaco, es posible que seas un asiduo consumidor de pastillas. Intenta dar más prevalencia a la prevención y, si no tienes ninguna enfermedad seria, busca curar tus pequeños malestares con medios naturales. Si por ejemplo tienes un resfriado, evita tomar pastillas desde el primer momento para paliar los síntomas.
Prueba con remedios naturales preparados en casa, hazte una infusión de limón, menta y miel o prueba con una tisana de jengibre y pimienta. Si bien las medicinas no son de por sí nocivas para la salud, hay que saber cuándo tomarlas y cuándo no. Mientras puedas, evítalas y experimenta con la medicina natural para los episodios de malestar aislados.
Como última recomendación, es una buena idea empezar a rodearte de personas que compartan este interés por llevar una vida más sana. Intenta animar a tus amigos y familiares a alimentarse mejor y cuidarse más; pronto verás que será más fácil hacerlo cuando tienes personas de confianza con quien compartir trucos, recetas, consejos o ideas relacionadas con la vida saludable.
Image Credits: AnastasiaNess, Midjourney